Uprah Horse Healing, el proyecto

Caminos que se cruzan…

Hay caminos que se cruzan sin dejar rastro, que se desvanecen al instante y hay otros que desde ese primer instante se retroalimentan y componen la base, aún sin ser conscientes, de grandes proyectos y estilos de vida.

Esto último es lo que nos pasó a Uprah y a mí. Nuestros caminos se cruzaron en una hípica tradicional de salto cuando yo estaba buscando otro caballo para competir a más nivel, por que esto era lo que estaba estipulado, salir de esa línea no estaba bien visto. ¿Quién no quiere gustar y formar parte de un grupo cuando está en la adolescencia? Así me sentía yo, queriendo seguir formando parte de lo que llevaba casi 10 años siendo mi segunda casa.
Mis padres compraron a Uprah, la usé durante unos meses e intenté hacerla obedecer pero por suerte ella nunca tiró la toalla y cada una de sus respuestas fueron un rotundo no a seguir por ese camino.

Oportunidades de cambio que nos alejan de lo tradicional

A pesar de esto seguimos entrenando y compitiendo, sobre todo en salto. Hasta que se nos cruzaron otros dos caminos por delante, esta vez de dos seres que nos acompañaron durante los últimos meses en la hípica y que nos hicieron descubrir lo que realmente significaba disfrutar una de la otra, dejando las pistas de lado y aprovechando los recursos naturales del maravilloso entorno dónde se situaba la hípica.

Uprah pasó de atacarme cuando entraba en su cuadra para montarla, a querer estar conmigo porque le ofrecía algo que disfrutaba: pasear e ir de ruta.

Aprender a ser caballo

Por motivos personales tuvimos que mudarnos a lo que ahora es el maravilloso hogar de Uprah y su familia equina, Corroncui. Nuestros ángeles de la guarda nos acogieron con los brazos abiertos prácticamente sin conocernos, ofreciéndonos un sitio donde ser nosotras mismas.
Ella aprendió otra vez a ser caballo, experimentando por sí sola y siendo acompañada por las otras integrantes de la manada, en ese entonces aún no estaba constituida por las yeguas que ahora conocéis. Fue entonces cuando descubrí que mi pasión no era montar a caballo, si no los caballos.

Finalmente supe entenderlos

Con el paso de los años aprendí a entenderlas, a comunicarme con ellas, a acompañarlas durante sus duelos, sus traumas y disfrutar mucho del renacer emocional, psicológico y físico de cada una de ellas, les #euguesdecorroncui .

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