Tras conocer de qué seis maneras nuestro caballo puede estar diciéndonos NO, seguimos profundizando en el tema.
Seguro que un montón de veces a lo largo de tu vida junto a los caballos, has sentido que hay ciertas actividades o acciones que no quieren realizar, y como tal, o has decidido conceder su deseo de no hacerlo o por otro lado, sea porque tenías alguien cerca insistiendo (profesional o no del mundo del caballo) o porque es lo único que aprendiste, decides forzar al caballo a hacer eso y no darle más voz a sus deseos.
Sea como sea, si te ha interesado este título es que una parte de ti, grande o pequeña, quiere hacer las cosas de un modo distinto.
Entonces, ¿qué hago cuando mi caballo me dice NO?
Empezamos por la base:
✧ Buscar el motivo por el cual me está diciendo que no. ✧
Analicemos tanto nuestro entorno, al caballo, cómo a nosotros mismos para encontrar una pista que nos pueda llevar hasta la raíz del problema, inconveniente o incomodidad. Hacernos las siguientes preguntas puede ayudar a desglosar toda la información de nuestro inconsciente e indagar más profundamente:
➔ ¿Es el entorno en el que estamos trabajando?
Debemos de tener en cuenta que hay espacios en los que los caballos se sienten más o menos seguros. Si están lejos de sus compañeros y se les pide una actividad o ejercicio que mentalmente es complejo, su estado emocional puede alcanzar unos niveles de estrés muy elevados (por querer ir junto a su manada en búsqueda de alivio o pretección) y dificultarle ejecutar esa tarea hasta tal punto de sentir que no pueden.

También debemos de tener en cuenta que hay entornos en los que las inclemencias meteorológicas juega un papel relevante, sea favoreciendo la actividad, o de lo contrario perjudicar dicha actividad.
No nos olvidemos del terreno que le hacemos pisar al caballo. Las pistas muy ondas/profundas, con gran cantidad de arena dificultan la movilidad de las extremidades del caballo, causando cansancio y hasta tal punto de poder lesionarse. Los terrenos pedregosos hacen activar la propiocepción, esa habilidad que muchos caballos han adormecido por el modo de vida que se les hace llevar. Pero forzar a trabajar esta habilidad forzosamente, también puede acarrear consecuencias negativas.
➔ ¿Entiende lo qué le estoy pidiendo?
La comunicación entre ambos es básica, tanto para explicar que queremos y como entender que nos están explicando.
Hay muchos modos de comunicarse, unos más acordes a la naturaleza del caballo, la huida; otros más acordes a la naturaleza del humano, el ataque.
No todos los métodos sirven para todos los individuos, ni todos los caballos. Ni todos los humanos nos comunicamos del mismo modo, entendemos del mismo modo y aprendemos con la misma velocidad.
Encajarse en una misma técnica o metodología es la clave para no lograr el éxito.
Muchos de los problemas que seguimos viendo a día de hoy vienen por falta de entendimiento entre el binomio. El caballo no entiende lo que el humano le está pidiendo, y este no es capaz de comprender lo que su compi equino le está intentando expresar. La frustración por parte de ambos crece, hasta llegar a la indefensión aprendida o a la agresividad.
➔ ¿Su cuerpo puede con ello?
Asegurarnos de que su cuerpo está capacitado para realizar la actividad que se le está pidiendo, aunque parezca una tontería, debería de estar a la orden del día. A muchos caballos se les exige realizar un esfuerzo con el que su cuerpo no puede lidiar. Esto acaba condicionando tanto su salud física cómo emocional, así como las ganas que tendrá en un futuro de seguir realizando dicha actividad.
Ser consciente de las patologías de cada individuo y adaptarnos a ellas, seguro que favorece la relación y sus ganas de seguir realizando actividades con nosotros.

El descanso también es un factor a tener en cuenta, los caballos que no descansan bien son incapaces de rendir como toca, al igual que nos pasa a nosotros, los humanos.
El reposo no se logra en una cuadra mullidita y oscura, se obtiene a través de sentirse seguro, sabiendo que hay compañeros de su misma especie controlando el entorno por si llega cualquier peligro.
Hemos domesticado la especie equina, pero su instinto sigue intacto. No tienen la misma percepción que nosotros, así que les es muy difícil entender que cuatro paredes les van a proteger. Solo se sienten realmente seguros cuando sus compañeros controlan el entorno mientras ellos duermen tendidos en el suelo, hasta alcanzar la fase REM.
➔ ¿Qué asociación tiene respecto a esto?
Las experiencias pasadas juegan un papel fundamental en como se afrontan las actividades tanto actuales como futuras.
Las asociaciones negativas sean por incomodidad, dolor, malestar, miedo, frustración, irritación, etc.. Jugarán al lado contrario de la balanza, haciendo temblar ese SÍ que estamos deseando escuchar para seguir con la actividad.
Asegurarse de que el caballo se lo pasa bien mientras realizamos esas actividades, nos proporcionará seguridad para el futuro.
El cómo les enseñamos a realizar ciertos ejercicios, es clave para la buena asociación de estos.
➔ ¿Es el material con el cual estamos trabajando?
La comodidad es básica para poder realizar cualquier actividad a gusto. El tamaño, material, tacto y forma de nuestro equipo puede estar afectando al confort del caballo, hasta tal punto de producirle dolor.
Cuando sientes dolor, el cuerpo se paraliza y las emociones afloran causando estragos, ya que las que lo hacen suelen ser “negativas”. Dicho de otro modo, el dolor causa bloqueos físicos, incomodidad, irritación y agresividad.
¿Sabías que hay personas especializadas en el ajuste del material?
➔ ¿El caballo se siente a gusto con nosotrxs?
La relación que existe entre el binomio afecta directamente a las decisiones que toman ambos.
Si uno no se siente a gusto con el otro, va a intentar evitar al máximo el contacto con este y las ganas de realizar esa actividad que se estaba preparando, se desvanecerán.
Tejer una relación sana, basada en el respeto, ser consciente de cómo nos sentimos cuando nos acercamos a los caballos, en qué estado de ánimo nos encontramos ambos, y decidir qué hacer según toda esta información, facilitará el entendimiento mutuo y que el caballo se sienta a gusto.
Estas son unas de las preguntas que podemos hacernos cuando buscamos la raíz del motivo por el cual mi caballo puede estar diciéndome NO.
Pero no hay que olvidar, que, aunque no sea lo más habitual, hay veces en las que los caballos simplemente NO les apetece.
Si me ha dicho que no, ¿qué hago?

Una vez sepamos de dónde proviene ese no, debemos de ponernos manos a la obra. Toda esa información llegará en la próxima entrada de blog, pero aquí viene un pequeño spoiler:
A veces, y solamente a veces, el NO es simplemente momentáneo, por lo que con darle unos segundos será más que suficiente para seguir con la actividad con buena actitud y motivación.