Con su llegada, la manada volvió a cobrar sentido

Una mochila cargada de experiencia

Al cabo de un mes de llegar a casa, acariciando a Gibra con Bala haciendo cola, esperando su turno.

En diciembre de 2017 bajó del remolque una yegua torda, con una constitución, mirada y carácter distinto al de las otras yeguas que formaban la manada.

Se notaba que no había que explicarle nada, ni como se vivía en la montaña, ni como debía de adaptarse a las nuevas compañeras, ni como buscarse la vida en caso de que fuera necesario, pues a sus 11 años llevaba ya una mochila cargada de experiencia.

Su pasado es un poco incierto, sabemos su nombre: Gibra. Así como que fue preparada para la monta, que dio a luz varias veces, que ha vivido en manada y suelta en la montaña. Por otro lado, no sabemos en cuantas casas ha vivido, de dónde procede o cómo ha sido tratada. 

Uno de esos pocos caballos afortunados

Gigi y Gibra disfrutando de su nueva vida.

Al llegar, su barriga ya dejaba intuir que no solo había comida allí dentro, sino que compartía espacio con una pequeñaja. Por lo poco que sabemos, un tiempo antes de decidir que formaría parte de la manada, se escapó con sus compañeras y fueron a visitar un semental.

Al cabo de 5 meses de su llegada, dio a luz a Gigi, la primera potra de la manada nacida en Corroncui.

Gibra ha criado a un ser especial, una potra valiente, dulce e inocente.

Gigi es uno de esos pocos caballos afortunados, que no saben que existe la maldad humana, que durante el primer año de vida creció sin prácticamente influencia del humano y rodeada de su familia equina, quien desde el primer momento la cuidó y la acogió como una más de la manada. 

Nació el 8 de abril de 2018, una fría noche de primavera, que se preparaba para mostrarle lo que sería su día a día a partir de entonces. Llovió, nevó, hizo sol y viento. En menos de 48h, madre naturaleza la acarició mostrándole todas sus facetas para prepararle para su vida, en su hogar.

Un objetivo en común, su crianza

Curiosa Gibra, siempre observando.

Gracias al ser tan magnífico que trajo Gibra a este mundo, la manada volvió a cobrar un sentido, con un mismo objetivo: proteger, cuidar y enseñar a la potra.
Todas las yeguas se volcaron en su educación y su protección, hasta tal punto que la manada se reestructuró de un modo inimaginablemente equilibrado.

Gibra es independiente, curiosa, reflexiva y cada vez más extrovertida. Quien la conozca podrá notar que es distinta a las demás, le da igual gustar, caer bien o ser aceptada en el mogollón. Prefiere la tranquilidad y sus propias aventuras; eso sí, siempre con un ojo puesto (aunque sea en la distancia) en su hija, Gigi.

18 días de vida.
Enero 2019
Octubre 2020.
Mayo 2022.
Los potros siempre quedan en medio de la manada, como forma de protección.

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